Efectivamente, los animales viven en condiciones deplorables. La pareja de leones habita una jaula con el espacio sumamente reducido, el piso es de cemento, cosa que afecta a sus patas, no tienen ninguna clase de enriquecimiento ambiental, están visiblemente enfermos, tristes y mal alimentados. Presentan además severos problemas en la piel y algunos testimonios aseguran que los dueños del lugar no llevan a cabo en forma adecuada el tratamiento médico que les ha sido prescrito. Hay otras que presentan temblores constantes.
En cuanto a las aves, la situación no es muy distinta: las guacamayas tienen el plumaje opaco, muy maltratado y en algunos casos la piel está expuesta (una estereotipia sintomática del estrés) ya que algunas de ellas se han arrancado el plumaje. Algunas guacamayas permanecen encerradas y cuando los empleados de dicho restaurante consideran que las aves están haciendo mucho ruido, las amedrentan con mangerazos de agua helada.
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